Este fin de semana de nuevo hemos asistido a una cadena de atentados, el último de ellos con resultado mortal. También en Ondarroa se podía haber producido una masacre entre Ertzainas y vecinos en general. Afortunadamente no ha sido así.
Ya se han dicho muchas cosas por parte de partidos e instituciones y también se han oído por parte de otros los habituales juegos de palabras y silencios elocuentes.
El recurso a las armas representa en alguna medida el fracaso de una sociedad. Es absurdo y no hace más que provocar dolor, sufrimiento y hastío. En este caso además no sabemos a qué intereses responde. El pueblo Vasco ha dicho por activa y por pasiva que no respalda el uso de la violencia. Es mas, la repudia. Por tanto nadie puede justificar actos terroristas amparándose en la supuesta defensa de los derechos del país. No lo representan. Euskadi evidentemente tiene un problema político, pero el uso de la fuerza en lugar de resolverlo, aleja su resolución y añade uno mayor. Además crea inevitablemente una fractura social entre quienes nos mostramos contrarios a ella y quienes callan o respaldan dichas acciones. Miembros todos de esta compleja sociedad a la que llamamos Euskal Herria.
Evidentemente se puede hablar de muchas cosas. De la ilegalización de partidos, de la situación de la justicia, de si esto es verdaderamente un estado democrático… Pero acciones como las de este fin de semana son injustificables y nos alejan de la paz y la normalización política. Además provocan un efecto en el sentido contrario en el camino hacia los objetivos que dicen defender.
Por ello mostramos, aunque resulte baldío, nuestra repulsa e indignación.
Por otra parte y a pesar de las declaraciones de Revillas y Basagoitis, la política debe continuar. No debemos renunciar a nuestros legítimos objetivos luchando de forma democrática a favor de la libertad de nuestro pueblo. Por un país libre y en paz, no a las armas, si a la libre determinación del pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario