Dentro de muy poco habrá nuevas elecciones. Servirán principalmente para conocer quien será el próximo inquilino de La Moncloa, pero también para algunas cosas mas.
La autodenominada izquierda abertzale necesita saber con qué fuerzas cuenta después de ilegalizaciones y decisiones judiciales. Pero también después de que ETA rompiese el alto el fuego. Necesita saber cómo afecta todo ello a su base electoral. Y en este caso probablemente sólo servirá para eso, ya que lamentablemente sus votos no tendrán valor “legal”
El PNV también va a estas elecciones con el objetivo de ser una vez mas la primera fuerza en la CAPV y presentarse con un apoyo suficiente sobre todo de cara al debate en el parlamento Vasco de Junio y a una posible consulta popular y/o elecciones anticipadas en Otoño.
EA y Aralar lucharán por un escaño en Gipuzkoa que puede que no consiga ninguno de ellos.
La gran decepción de estas elecciones, sin embargo ya se ha dado. Y es la no coalición para la CAPV de las formaciones presentes en NaBai.
La idea de esta coalición partió del PNV, y también del PNV salió la primera negativa. Y a la vista de los acontecimientos es comprensible. Todos pensaban mas en quién iba a ser cabeza de lista y en cómo repartirse las candidaturas que en el objetivo de la misma. En fín, que no iba bien por ese camino. De hecho, ni siquiera entre EA y Aralar han sido capaces de presentar una única candidatura a pesar de que esa coalición practicamente aseguraba un diputado por Gipuzkoa y presentaba una alternativa ilusionante para algunos sectores en Bizkaia.
Todavía no ha empezado la campaña pero a veces dudo de que alguna vez haya finalizado.
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