El nuevo gobierno Vasco es el gobierno de las poses. El gobierno de las fotos. Todo lo que hemos visto hasta ahora son reuniones con unos y con otros, a las que al parecer, Patxi va sin tan siquiera guión o un triste boli para tomar notas. Lo importante es la entrada y la salida. La toma de contacto con los periodistas. Además de eso, poco mas hemos podido ver. Pero la estrategia del nuevo gobierno parece basarse además en la simbología. Bien para imponerla, o bien para quitarla. Aquellos que se pasaron meses diciendo que lo que importa a los ciudadanos es lo que afecta a sus bolsillos y que los debates acerca de símbolos, etc, son "artificiales" y carentes de interés, han hecho de ellos su carta de presentación. Empezaron, incluso antes de llegar al poder, a imponer a través de los jueces la colocación de la bandera Española en instituciones como el ayuntamiento de Bilbao. Una vez llegados al Gobierno colocan la Española en Ajuria Enea y en la sede del Gobierno Vasco. Todos recordamos que se cuidó mucho en campaña de aparecer siempre "sólo" con la ikurriña. En eso quedó y en eso consistía su "giro Vasquista". Pura fachada.Tiempo le ha faltado para sacar la que de verdad le gusta.
Hablando de simbología ya tratamos en su día lo del mapa del tiempo y no volveremos sobre ello.
En esta "nueva era" en la que han dado "la vuelta al país", "casualmente", sus tropas "conquistan" a su manera el Gorbea, y algunas semanas mas tarde la guardia civil dedica el tiempo a identificar a montañeros en varias cimas de Euskadi. Pero los símbolos no importan. No importan, pero ahora pasan a la segunda fase. Obligar a los ayuntamientos a quitar "cartelería" ofensiva para las víctimas. Y lo hacen amenazando a éstos con el cargo de los costes si no lo hacen por sus medios. En eso, parece que han dado medio pasito para atrás, ya que amenazar a los ayuntamientos no parece un buen síntoma de "un cambio tranquilo". Ha comenzado su particular "guerra de los carteles" y en eso estamos día si y día también, siempre con una cámara o micrófono a mano. Y conste que no estamos de acuerdo con las pintadas ni con muchos carteles y dónde se colocan. Está claro que todos debemos respetar unos mínimos para la convivencia, pero utilizar esto de pura propaganda nos parece abusivo y contrario a la paz social. Una vez más se demuestra que los polos opuestos se retroalimentan.
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